Yo, que no soporto que mi cuerpo se haga viejo, que lucho a brazo partido por frenar los efectos que el tiempo marca en la piel, que sufro lo indecible cuando, de higos a brevas, miro fotos antiguas y veo la inevitable diferencia entre el antes y el después…Esa yo misma, que vive obsesionada por congelar la lozanía y la frescura del pasado, os dice que la juventud, en realidad, nada tiene que ver con el tiempo que pasa sobre el cuerpo y lo machaca. Es un estado mental ligado a la imaginación. Hay bebés nonagenarios, ¡pobrecitos! Cuando pasa el tiempo, además de vejestorios, sus mentes están encajadas, perfectamente amuebladas, nada fuera de su lugar. Por ejemplo, esos notarios de larga duración. Digo de larga duración porque conocí a muchachos que con menos de 18 tenían MEGA SUPER decidido que dedicarían el resto de su vida a las escrituras públicas (AHORA CAIGO EN LA CUENTA DE QUE YO, TAMBIÉN, QUIERO DEDICAR MI VIDA A LA ESCRITURA PÚBLICA, MAS CREO QUE HABLAMOS DE CUESTIONES DISTINTAS). Además, jamás he tenido claro a qué debía dedicarme, de la cantidad de cosas que había por escoger.
Para contrarrestar esta horda de encefalogramas planos existe, por fortuna para el mundo y esperanza de su menos pronta extinción, una minoría de gentes cuyos cuerpos van haciéndose mayores, sin embargo sus cabezas rebosan imaginación. Caletres que nunca descansan, pues su curiosidad interminable los agita sin cesar. Están alerta, atentos a esto y a aquello, a eso y a lo de más allá. Todo les interesa, y cuando digo TODO es TODO, SIN DEJAME NADA FUERA. Como integrante de este grupo coincido con Publio Terencio en que nada humano me es ajeno y, además, añado, de mi cosecha, lo divino y sobrenatural. O sea TODO.
Somos esponjas humanas. Adoramos absorber ideas, datos vivencias. Nuestra mente de pimpollo nos mantienen eternamente jóvenes. Jóvenes por siempre jamás. ¿Qué toxina botulínica es capaz de este prodigio?
Hace unos días, personas a las que estoy unida (INEXPLICABLEMENTE!!!! LA NATURALEZA ¿ES DE VERDAD TAN SABIA?) mediante vínculos de sangre, al leer el microrelato que escribí sobre el viejo achacoso y los cinco euros con los que lo resucité, me dijeron que no entendían qué había querido decir, y que si lo había sacado de la Biblia. 
UFFFFFFFFFFF!!!! MALA COSA. ABISMO CRUEL E INSONDABLE ENTRE ESTOS DOS TIPOS DE GENTE. A punto estuve de dirigirme a un hospital y exigir una transfusión sanguínea de cuerpo entero que me limpiara la sangre y así no tener ningún nexo biológico con semejantes idiotas. ¿Creéis que estas personas han sido alguna vez jóvenes? JAMÁS. Con diez años eran ancianos. Sus cabezas -¡una lástima!-no les dan mucho de sí. Encuentro muy complicado relacionarme (por no decir IMPOSIBLE) con personas pertenecientes a este grupo. Una mesa es una mesa y no puede ser nada más.
Ven la realidad de una única manera y no pueden entender la forma caleidoscópica que tenemos unos cuantos de mirar objetos e ideas. Lo único que hace posible la convivencia entre estos dos grupos es la tolerancia, ya que la comprensión entre ambos es prácticamente inviable.